lunes, 29 de agosto de 2016

Antecedentes del terrorismo en Europa

De todos es sabido que el terrorismo yihadista se ha convertido en la principal amenaza para la seguridad de Occidente. Esto no es nuevo, pero el incremento de los ataques en los últimos años, y sobre todo el número de víctimas, ha sido exponencial.


No es fácil establecer el momento en el que el se produjo el primer ataque suicida de la historia, de un terrorista musulmán. De lo estoy completamente seguro es que cuando este hecho se produjo, ni siquiera existía el concepto terrorismo. 

A pesar de lo que se pueda pensar, durante los años 70 se cometían en Europa muchísimos más actos terroristas que en la actualidad, aunque también con muchas menos víctimas
Por no remontarnos demasiado en el tiempo, durante la guerra que llevó a la independencia de Filipinas en 1898, las tropas españolas de la guarnición del archipiélago, sufrieron los ataques suicidas de lo que entonces se denominaron “moros juramentados”. Todavía hoy se conoce como moros a los musulmanes del sur de Filipinas y estos emplearon ataques suicidas, especialmente contra oficiales españoles durante ese conflicto, aunque más tarde extendieron su práctica, primero contra los norteamericanos y más tarde contra las tropas invasoras japonesas. 

La cuestión es que al igual que en la cultura y tradición japonesas han existido precedentes de personas capaces de dar su vida por un ideal, hasta tal punto que todavía hoy empleamos el vocablo nipón, kamikaze, para designar a un terrorista suicida, también los musulmanes radicales tienen una larga y oscura tradición de ataques suicidas, no pensemos que lo que pasa ahora es nuevo.

De la misma manera que no son nuevos los ataques terroristas de islamistas radicales contra distintos objetivos europeos. Tanto argelinos, como más tarde los palestinos, fueron los primeros en extender en Francia y el resto de Europa su lucha armada. La guerra de independencia de Argelia (1954-1962) marca el inicio de las acciones terroristas, primero en el propio territorio argelino contra las tropas de ocupación francesas y más tarde en la metrópoli. No es ahora momento de hablar del terrorismo del OAS, por lo tanto pasemos al caso palestino.

El secuestro de aviones se convirtió en algo cotidiano en la década de los 70
Ya en los años 30 del siglo XX se produjeron ataques terroristas por parte de los dos bandos implicados en el conflicto palestino-israelí, siendo quizás el ataque más conocido el efectuado, en julio de 1946, por el Irgun contra el hotel Rey David, sede del Cuartel General Británico en Palestina. En los años sesenta se reavivó el terrorismo palestino, tras la derrota de los árabes en la Guerra de los 6 días y la ocupación judía de Cisjordania y Gaza (además de la península del Sinaí). 

Podríamos calificar los años 70 como la auténtica “década del terror” y quizás por ello el terrorismo islamista pasó algo inadvertido entre tanto derramamiento de sangre. Recordemos que en esos años en plena Guerra Fría, los palestinos establecieron una base permanente en Jordania, donde construyeron una pista de aterrizaje y comenzaron una campaña de secuestros de aviones, que desviaban allí. Se llegaron a reunir hasta cuatro aparatos secuestrados en el desierto jordano y en una operación de propaganda con repercusión mundial hicieron estallar ante las televisiones de todo el mundo los aviones, después de haber liberado a los rehenes. Aquello acabó con una auténtica declaración de guerra del gobierno jordano y la muerte de miles de palestinos en lo que se denominó Septiembre negro. Efectivamente, de ahí tomó su nombre el grupo de radicales palestinos que dos años más tarde entraron en la villa olímpica durante los Juegos de Munich y secuestraron a varios deportistas israelíes. La desastrosa operación de rescate montada por la inexperta policía alemana, se saldó con la muerte de los 11 atletas que fueron tomados como rehenes, cinco de los ocho terroristas que participaron y un policía alemán. 

Emblema de la Fracción del Ejército Rojo, también conocida como Baader-Meinhof

En los años 70 muchos eran los estados occidentales azotados por el terror. No hace falta que recordemos el caso de España con ETA, pero en esos años también atentaron el GRAPO, el Batallón vasco-español, el FRAP, el Movimiento por la autodeterminación e independencia del Archipiélago Canario y Terra Lliure. Más allá de nuestras fronteras en Francia padecían el terrorismo de origen corso; en el Reino Unido el IRA ponía bombas no solo en Irlanda del Norte, sino también en Londres; las Brigadas Rojas actuaban en Italia, donde llegaron a secuestrar y asesinar al que fuera primer ministro, Aldo Moro, y también la ultraderechista Ordine Nuovo protagonizó atentados tan sangrientos como el de la estación de Bolonia donde murieron 85 personas; en Alemania actuaba el grupo Baader Meinhof, que llegó a atentar también en Suecia; en Portugal actuaron brevemente los ultraderechistas Frente de Liberación de las Azores y Frente de Liberación del Archipiélago de Madeira; incluso al otro lado del Atlántico en Estados Unidos, el conflicto de los derechos civiles desembocó en actos de terror por parte del Black Liberation Army o en Canadá con el Frente de Liberación de Quebec, muy activo desde los años sesenta.

Las Brigadas Rojas italianas secuestraron el 16 de marzo de 1978 al líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, al que asesinaron el 6 de mayo asesinaron 

Durante los años 80 fueron desapareciendo la mayoría de grupos terroristas europeos, perseverando durante décadas los más letales ETA y el IRA. A medida que lo que podríamos denominar terrorismo ideológico (tanto de ultraizquierda como de ultraderecha) desaparecía de occidente, el terror islamista se hacía más fuerte. En 1985 España recibió el primer golpe de lo que entonces se conocía como la Yihad islámica. 18 personas murieron y 82 resultaron heridas en el restaurante El Descanso, muy frecuentado por militares norteamericanos, al estar situado muy cerca de la Base Aérea de Torrejón. Si el objetivo de los terroristas eran los militares, el atentado fue un fracaso, ya que todas las víctimas fueron españolas, pero por otro la lado la policía española nunca resolvió aquel brutal crimen.

Solo por citarlo. La guerra de Chechenia, que vivió dos etapas, primero entre 1994 y 1996 y más tarde entre 1999 y 2009, despertó al monstruo también en Rusia.

La caída del Muro de Berlín en 1989 nos hizo creer a algunos que viviríamos en un mundo más seguro, sin la amenaza de un conflicto nuclear, pero el 11 de septiembre de 2001 despertamos de nuestro sueño. A partir de ese día, las acciones terroristas crecieron de manera exponencial, no solo en Europa sino sobre todo en determinados países musulmanes, Canadá, Australia, África, el sudeste asiático y también en Rusia. Lo sucedido desde entonces en los últimos 15 años merece un análisis aparte.