miércoles, 20 de enero de 2016

España 2016

De apasionante (políticamente) calificaría la situación que atraviesa nuestro país al empezar el año. El nuevo parlamento salido de las elecciones del 20D y la ruptura planteada por el actual presidente de la comunidad autónoma de Cataluña nos enfrentan a una situación completamente nueva.

En este artículo me centraré en la situación planteada en Congreso de los Diputados y la formación de un nuevo gabinete. 

Mi apuesta por un gobierno PPSOE es inamovible desde hace años. Todos los movimientos que se están produciendo en los últimos días no hacen mas que hacerme pensar que eso es lo que sucederá. Pero alguien podría decir que el “gesto” de Pedro Sánchez de ceder senadores a Democracia y Libertad (antes conocida como Convergencia Democrática de Cataluña) y ERC es una muestra de que los socialistas están dispuestos a cualquier cosa por llegar a la Moncloa junto a Podemos y a los partidos independentistas. No lo veo así, aunque es una celada muy bien pensada para poder negociar en una posición de fuerza con el PP, a pesar de que el PSOE tiene 33 diputados menos que el PP (PSOE 90 frente a PP 123). Me explico.



Para llegar a un gobierno de coalición al estilo alemán, esto es, con reparto de ministerios, las negociaciones entre PP y PSOE serán duras. Por eso los socialistas tienen un as en su manga y este es, que siempre tendrán encima de la mesa la opción de formar un gobierno con un presidente socialista apoyado por Podemos, DL, IU y ERC (90+69+8+2+9= 179 diputados). El aparato del partido socialista no apuesta por esta opción, pero está ahí y eso les puede dar ventaja a la hora de negociar.



Ante esto el PP siempre podría arriesgarse a un adelanto electoral, pero esta situación escaparía a su control si el bloque de izquierda y los independentistas llegasen a un acuerdo.

Como siempre he dicho, lo más complicado para ambos partidos será convencer a sus votantes y afiliados de que están haciendo lo correcto, después de décadas demonizando al adversario. El primer argumento será que están haciendo lo mejor para España, algo que no deja de ser cierto aunque estoy convencido de que lo que buscan es lo mejor para ellos. El segundo argumento se lo están dando los separatistas catalanes. Solo un gobierno fuerte de unidad nacional podrá hacer frente al desafío planteado desde Cataluña. Por último, intentarán a toda costa incluir en ese gobierno de concentración a Ciudadanos. Tanto para el PP como para el PSOE, la inclusión de C´s en el gobierno ayudaría mucho a explicar a “los suyos” la nueva situación, algo que espero que no llegue a producirse.



En esta línea de justificaciones, la posición de fuerza que tiene el partido socialista, les permitiría poner como condición la salida de Mariano Rajoy del ejecutivo, algo que sería vendido como una victoria táctica de Pedro Sánchez. Pero no nos engañemos, con un congreso del PSOE a la vista y las reticencias que ha suscitado Sánchez en su propio partido, su “cabeza” bien podría también caer en el acuerdo, formándose paradójicamente un ejecutivo en el que no estuvieran los cabezas de lista que se presentaron el 20D por el PP y el PSOE.



Otro dato que no debemos perder de vista es que la suma de PP y PSOE (213 diputados) es, por poco, suficiente para reformar la Constitución, para lo que es necesario las 3/5 del Congreso. Ambos partidos harían una reforma “cosmética”, por ejemplo resolviendo el problema de sucesión en nuestra corona en la que los varones tienen preferencia, para justificar su regeneración. 


La consecuencia de todo esto será, que nada cambiará. A fin de cuentas el PP y el PSOE son los partidos que más se parecen de las 4 fuerzas mayoritarias que tenemos en el parlamento español, han gobernado hasta la fecha con políticas muy similares y lo seguirán haciendo si se cumple el vaticinio. La alternativa a esto son unas nuevas elecciones, algo que creo que no convence a nadie.