jueves, 21 de mayo de 2015

Fin de ciclo

Después de más de seis años de militancia en Unión Progreso y Democracia he formalizado mi baja en el partido.

El desencanto no es de ahora, ni ha habido un único motivo que me haya conducido a ello, pero el rumbo que ha tomado el partido en los últimos meses me hace pensar que UPyD no tiene remedio y se dirige a su disolución (Rosa Díez lleva semanas insistiendo en que UPyD es el único partido que nació con fecha de caducidad). Para mi no tiene sentido esperar al anhelado Congreso Extraordinario que se celebrará en el mes de junio, si es que Rosa Díez cumple su palabra.

Desde el otoño de 2013, en que se celebró el II Congreso de UPyD, mi distancia con la dirección del partido ha sido cada vez mayor y es que el problema no ha sido que España no necesitara un proyecto regenerador y de centro como era el UPyD, al que me afilié en 2009, el problema son las personas que dirigen el proyecto magenta, que viven de espaldas a la realidad “hemos cometido un error, habíamos creado un partido para Dinamarca en España”, decía Rosa Díez tras los resultados de las elecciones andaluzas en marzo de 2015.


El excesivo ánimo por controlarlo todo ha llevado a la dirección del partido a ver fantasmas por todas partes, especialmente en sus propias filas. Muchos han sido los cargos públicos que han ido saliendo del proyecto desde la crisis abierta el pasado verano de 2014 por Paco Sosa Wagner. Con mayor o menor repercusión mediática están fuera los eurodiputados Paco Sosa, Fernando Maura y Enrique Calvet, estos dos últimos expulsados del partido como el diputado autonómico Nacho Prendes. También están fuera de sus cargos los diputados en el Congreso Toni Cantó, dimitido y entregado su escaño, Irene Lozano y Álvaro Anchuelo, dimitidos del Consejo de Dirección. Como han dimitido de este órgano Luis de Velasco, portavoz en la Asamblea de Madrid, Rodrigo Tena, David Andina y Juan Luis Calvarro. Por no hablar de las decenas de concejales, que empezaron la legislatura en UPyD y por unos motivos u otros han ido saliendo del proyecto. Está claro que esta no es una crisis pasajera.  

La relación del partido con sus militantes ha sido desde el principio uno de sus talones de Aquiles y eso ha hecho a lo largo de los años que miles de personas que dieron el paso de entrar en política (en muchas ocasiones como mi caso por primera vez), acabasen pidiendo la baja, por no sentirse ni útiles ni consideradas.

Desde mi posición como portavoz de UPyD en la JMD de Puente de Vallecas he defendido los intereses de los vecinos hasta el último pleno, cumpliendo así con mi compromiso. Ahora lo que toca es mirar hacia delante.

Hoy por hoy el proyecto de tercera España que me hizo entrar en política con 40 años lo representa Ciudadanos, así que para ellos será mi voto el próximo domingo. 




Me gustaría desear suerte a todos aquellos que siguen adelante con el proyecto de Unión Progreso y Democracia. Hay mucha buena gente en UPyD y ese ha sido su principal capital, así que desde estas líneas les deseo lo mejor.