domingo, 23 de diciembre de 2012

España se hunde


El 13 de mayo de 1940, Gran Bretaña vivió uno de los momentos más importantes de su historia. Nunca antes el viejo Imperio estuvo tan cerca de desaparecer. Nunca antes Gran Bretaña estuvo tan cerca de ser invadida. Nunca antes la democracia más antigua de Europa estuvo tan cerca de caer.

Winston Churchill llegó a Primer Ministro en un momento clave de la historia británica: mayo de 1940
Nos encontramos en plena Segunda Guerra Mundial y a pesar de ello, esa fecha no corresponde a ninguna batalla decisiva. Es cierto que la noche anterior, las divisiones panzer del general Guderian cruzaron el “impenetrable” bosque de las Ardenas, atravesaron el río Mosa y rompieron las defensas francesas. En una genial maniobra los alemanes encerraron lo mejor del ejercito francés y al cuerpo expedicionario británico en Bélgica, mientras su flanco izquierdo avanzaría sin apenas resistencia hasta París.

El general Heinz Wilhelm Guderian fue uno de los genios de la guerra relámpago (blitzkrieg) que colapso Francia en solo seis semanas
Pero volvamos a Londres. Hasta ese día, las riendas del gobierno estaban en manos de uno de los peores políticos que ha parido el siglo XX: Neville Chamberlain. Defensor a ultranza de la “no intervención” en la Guerra Civil española, arrastró a Francia en su política. Por su culpa, los alemanes se anexionaron los Sudetes e invadieron el resto de Checoslovaquia, sin disparar un solo tiro, convirtiéndola en un protectorado, el de Bohemia y Moravia. Sólo cuando los alemanes ocuparon Dacing e iniciaron la invasión de Polonia, el más timorato de los políticos ingleses se decidió a declarar la guerra… no sin antes dudar durante tres días. Este imbécil será recordado por su frase al regresar a Londres tras la conferencia de Munich, donde se dio carta blanca a Alemania para invadir Checoslovaquia. Solo a él se le ocurrió decir: “hemos sellado la paz de nuestro tiempo”, todo un visionario.

Tras el desastre de Noruega, donde el cuerpo expedicionario enviado por británicos y franceses a Narvik tuvo que replegarse y el inminente colapso de Francia, Neville Charberlain renunció como primer ministro. En ese momento, tomar las riendas de Gran Bretaña suponía hacerse cargo de un país que corría un gravísimo riesgo de ser invadido por la arrolladora wehrmacht. El victorioso ejército alemán que no sabía lo que era la derrota después de invadir Polonia, Dinamarca, Noruega, Holanda, Bélgica y en sólo unos días haber roto toda la estructura defensiva del, en ese momento, mayor y mejor dotado ejército del mundo, el francés.

En estas circunstancias tomó posesión Winston Churchill. El 13 de mayo de 1940 tenía 65 años y acumulaba una experiencia de casi 40 años como parlamentario. Había ocupado varios ministerios a lo largo de su carrera, pero su cenit llegó durante la Segunda Guerra Mundial.

Lo más curioso de la la historia de Churchill es que los británicos le retiraron su confianza en las urnas en la primavera de 1945,  cuando estaba justo a punto de ganar la II Guerra Mundial
Y todo esto qué tiene que ver con el título del artículo, te estarás preguntando. Pues vamos a ello. España atraviesa una situación muy dura, crítica me atrevería a decir. Está claro que no estamos ante el precipicio que se encontró Winston Churchill en 1940. España no está en guerra. Cierto. Pero el símil viene al caso por la talla de los políticos, por la capacidad de un pueblo de seguir a su líder y de salir adelante.

Una de las mejores cosas que hizo el premier británico fue decir la verdad. En su discurso de investidura dijo su más famosa frase, sólo podía prometer “blood, toil, tears and sweat”. Aquí tengo que hacer un breve inciso. Curiosamente en la traducción más usada al español “sangre, sudor y lágrimas” hemos eliminado la palabra esfuerzo, como una premonición de lo que sucede en buena parte de nuestra sociedad, en buena parte de nuestra juventud formada en valores entre los que no se encuentra el esfuerzo. El español parece estar más dispuesto a valorar la cultura del “pelotazo” que la del esfuerzo. Se admira con mucha más pasión al participante de Gran Hermano que gana un ignominioso premio en metálico, que al joven que consigue acabar su carrera cum laude. Volvamos al tema. Churchill fue sincero con su pueblo. Le dijo lo que podía pasar. Sólo les prometió sufrimiento y el pueblo británico respondió. “Keep calm, and carry on”



Desgraciadamente hoy día una de las cosas que caracteriza a los gobernantes españoles es que no dicen la verdad. Todavía me acuerdo de los brotes verdes de Zapatero, tan parecidos a las premoniciones de Rajoy al decir que a finales de 2013 las cosas irán mejor y que en 2014 “volveremos por la senda del crecimiento” ¿por qué? ¿qué está haciendo este gobierno para que eso suceda? Yo sólo veo reformas que no están encaminadas a solucionar el gran problema que nos arrastra al fondo: el paro.


Es necesario abordar reformas estructurales. no nos podemos permitir tener, por ejemplo, más de 8.000 ayuntamientos. No es cuestión de que desaparezcan pueblos, es cuestión de unificar administraciones y racionalizar el gasto, para que los ciudadanos tengan un mejor servicio. Las diputaciones tienen que desaparecer, cuanto antes. No es de recibo que haya miles de colocados “a dedo” de los grandes partidos, trabajando en todos los niveles de la administración, pero muy especialmente en ayuntamientos y diputaciones. Si hay algo que necesita una reforma urgente es el mercado laboral y no precisamente para abaratar el despido como se ha hecho hasta ahora, sino para bajar los costes sociales en la contratación. También sindicatos y patronal requieren una reforma estructural profunda ¿de verdad es lo más adecuado que se encarguen los agentes sociales de la formación de los desempleados? Con los resultados en la mano, la respuesta en NO. Podría seguir con lo que creo que hay que reformar, educación, sanidad (que para nada hay que privatizar como se pretende) justicia, ley electoral... En definitiva, cambiar nuestra constitución. Mientras no abordemos las reformas que España necesita nos seguiremos hundiendo, mientras el presidente del gobierno continúa dirigiendo a su gabinete, cual orquesta del Titanic.    

En un momento clave como en el actual, lo que necesita España es un líder capaz de afrontar las reformas necesarias para salir de la crisis. Creo que Mariano Rajoy no es ese líder
Gran Bretaña venció a Alemania. Durante mucho tiempo combatió sola. Su pueblo sufrió como en ningún otro momento de la historia, pero venció y gracias en gran parte a ello, hoy hay democracia en Europa. La pregunta es ¿venceremos nosotros a la crisis con un líder incapaz de decir la verdad o de cumplir con sus promesas?    

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