lunes, 30 de mayo de 2011

100.000 votos sin voz

Tras la resaca electoral del pasado domingo 22 de mayo, el lunes me puse a analizar en frío los resultados. Algo no me cuadraba con los datos de UPyD, en lo que respecta a las municipales: 465.000 votos y concejales sólo en cinco capitales de provincia… Raro



En un análisis superficial la lectura de toda la prensa (la misma que ni mencionó a este partido durante la campaña) fue positiva. Unión Progreso y Democracia había logrado en sus primeras elecciones locales 465.125 votos y un excelente resultado en la Comunidad de Madrid, entrando en muchos de los principales ayuntamientos de la región, incluida la capital, y siendo decisiva en 10 municipios.

En números absolutos puede parecer una subida pequeña respecto a los 451.866 conseguidos en las pasadas Elecciones Europeas, pero es que en este caso, el partido magenta sólo se ha presentado en las capitales de provincia y grandes municipios, por lo que una gran parte de la población (aproximadamente el 49%) no tenía como opción votar UPyD, mientras que en las elecciones de junio de 2009 el 100% de los españoles sí pudo votar a la formación liderada por Rosa Díez. 

Pero a mi seguían sin cuadrarme las cosas. Así que me puse a contar votos.

CIUDAD
VOTOS


Albacete
3.291
3,70%
Algeciras
1.339
3,09%
Almería
2.814
3,68%
Avilés
1.367
3,11%
Badajoz
2.614
3,58%
Cáceres
2.294
4,47%
Cádiz
2.131
3,63%
Cartagena
3.537
4,09%
Castellón
2.764
3,71%
Ciudad Real
1.902
4,85%
Dos Hermanas
2.059
3,94%
Gijón
6.154
4,08%
Guadalajara
1.445
3,44%
Móstoles
4.275
4,47%
Palma
4.638
3,20%
Jaen
1.981
3,19%
Jerez 
2.992
3,05%
Logroño
3.304
4,50%
Málaga
8.099
3,50%
Pto.Sta. María
1.144
3,23%
Oviedo
4.601
3,91%
San Sebastián de los Reyes
1.782
4,83%
Salamanca
3.246
4,26%
Segovia
1.353
4,76%
Sevilla
10.945
3,25%
Valladolid
6.967
4,13%
Zaragoza
11.401
3,58%

TOTAL
100.439


Y cuando llegué a 100.000 paré.

Lo que se puede ver en el cuadro anterior son muchas (no todas) de las localidades en las que UPyD no ha conseguido representantes, pero cuyo porcentaje de votos se encuentra entre el 3% y el 5%.

¿Por qué este análisis? Sencillo, porque el 5% es el “corte” que se estableció en plena transición para entrar en ayuntamientos y parlamentos autonómicos, aunque esta cifra baja hasta el 3% en el caso de las elecciones a Cortes y en aquellas comunidades autónomas que han marcado en sus estatutos la barrera del 3%. 

Con tanto lío de 3 y 5 lo que quiero decir es que la profundamente injusta Ley Electoral, por la que nos regimos, ha dejado sin voz a más de 100.000 votos. Así de simple. Ni más ni menos, que UPyD estaría presente en los ayuntamientos de 18 capitales de provincia más y otras 9 ciudades importantes (insisto en que cuando llegué a 100.000 votos me cansé de contar) simplemente variando la “barrera” del 5%, que no adulterando la intención de la gente al votar, ni la proporción, ni el valor de los votos. Vamos aquello de que cada voto valga lo mismo.

Esto puede parecer poco importante si se mira desde la óptica de cualquiera de los dos grandes partidos a los que les han votado más de 15 millones de españoles, pero precisamente son ellos los que nada quieren cambiar. Y claro si nada cambia, lo más probable (pensarán desde el PPSOE) que en las próximas elecciones esos 100.000 “descarriados” vuelvan al redil del bipartidsmo y les voten a ellos… o en el peor de los casos se queden en sus casas y no vuelvan a votar. Casi mejor, volverán a pensar desde el PPSOE, así con nuestros 15 millones volveremos a controlar el cotarro sin voces discordantes o críticas.



Un poco de historia

Cuando en 1976 se aprobó la Ley de la Reforma Política, una de las primeras piedras para asentar nuestra incipiente democracia, con buen criterio se pensó que se debían sentar las bases de un sistema bipartidista para evitar una excesiva fragmentación del Congreso, como sucedió en la II República o como entonces (y ahora) ocurre en países como Italia. La disposición transitoria primera de esa ley decía:

1º. Se aplicarán dispositivos correctores para evitar fragmentaciones inconvenientes de la cámara, a cuyo efecto se fijarán porcentajes mínimos de sufragios para acceder al Congreso.

Entonces se consideró que ese porcentaje se debía fijar en el 3% y esto configuró un parlamento claramente bicolor… con “toques nacionalistas”. Como ya he apuntado, para los parlamentos autonómicos (como en los ayuntamientos) la barrera se elevó un poco más y llegó hasta el 5%, motivo por el cual ahora UPyD tampoco ha entrado en Asturias, Aragón, Murcia, o en Castilla y León. Este cambio es mucho más sencillo que en las municipales, ya que los parlamentos autonómicos tienen la capacidad de modificar esta “barrera” y por ejemplo en el País Vasco se establece en el 3%.

Sólo una fuerza política a lo largo de la democracia ha tenido la fuerza suficiente para poder cambiar esa ley: Izquierda Unida. Es sus mejores resultados, los de marzo de 1996, IU consiguió 2.639.774 votos (sobre un censo de 32.531.883 votantes, 2,5 millones menos que en la actualidad) con 21 diputados. En aquel entonces IU pudo hacer valer su peso para negociar el cambio… pero prefirió unas cuantas consejerías y concejalías, vamos su cuota de poder. Desde ese momento no ha parado de caer en votos hasta ahora. 

Una de las principales motivaciones de los jóvenes reunidos en la Puerta del Sol de Madrid, de los que hablaba la semana pasada, es la reforma de la Ley Electoral. Pues bien, si no es por un lado, espero que sea por el otro, pero España necesita ese cambio para salir de una vez de este “y tu más” en el que estamos metidos, de este “es que los otros son peores”, como si sólo se pudiera elegir entre el rojo y el azul.

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